Observaciones finales
En este artículo, he defendido un conjunto particular de alianzas entre diferentes enfoques filosóficos de la investigación social y programas de investigación rivales en las ciencias sociales contemporáneas. He sostenido que la economía dominante está estrechamente asociada con las corrientes positivistas de la filosofía de la ciencia. También noté una serie de afinidades electivas entre varias formas de institucionalismo y posiciones filosóficas como el pragmatismo, el constructivismo y la hermenéutica. Bien puede ser cierto que la creciente discrepancia entre la economía dominante y las ciencias sociales de orientación institucional es una de las divisiones más profundas no solo en el mundo académico sino también en la cultura occidental contemporánea en general. Desde la perspectiva histórica, puede verse como una versión moderna del Methodenstreiten el que diferentes orientaciones filosóficas se cruzan con la metodología y la política. En el caso de conflictos culturales tan arraigados, es poco probable que el debate pueda resolverse en un futuro predecible. En cualquier caso, este documento no pretende ofrecer argumentos abrumadores contra la economía dominante. Su ambición más modesta es persuadir a los seguidores de un enfoque institucional de que sus argumentos pueden complementarse con valiosos conocimientos derivados del pragmatismo, el constructivismo social y la hermenéutica de Dewey. Al incorporar tal perspectiva filosófica, los defensores del institucionalismo no solo pueden encontrar nuevos argumentos contra sus rivales neoclásicos, sino también comprender mejor los presupuestos filosóficos de sus propias teorías433. El institucionalismo es más persuasivo cuando reconocemos que la economía está constituida por reglas socialmente construidas y que esas reglas se están reconfigurando permanentemente en respuesta a diversas dificultades y contradicciones, que Dewey alguna vez denominó situaciones problemáticas. El objetivo de la investigación económica es ayudar a las sociedades democráticas en este interminable proceso de reconstrucción institucional.
Cabe señalar que el argumento que vincula institucionalismo con pragmatismo, constructivismo y hermenéutica no es el único posible. Por ejemplo, Tony Lawson ha ofrecido una interpretación de la economía institucional, que intenta vincularla a una ontología realista. Ver Lawson (2005).↩︎